Javier Arias Estévez. Recital Fin de Carrera, RCSMM (20 de mayo de 2025)

Javier Arias Estévez
Recital Fin de Carrera, Sala Manuel de Falla, RCSMM



Las últimas semanas de mayo son una fiesta en el RCSMM, comienzan los recitales de fin de carrera y los alumnos y alumnas se despiden así de su paso por Atocha, como se conoce de forma rápida a este conservatorio superior. Así que estos días hay decenas de momentos musicales, todos emotivos, entre la tristeza de la despedida y la alegría por la superación de un camino no fácil.

Hoy, 20 de mayo de 2025 en el Auditorio Manuel de Falla, he tenido el placer de escuchar a uno de mis alumnos, Javier Arias Estévez, al que yo me he empecinado en llamar desde siempre Martín, su primer nombre, y que hoy descubro por casualidad que no es de su agrado. Pues, el antiguo Martín y desde ahora mismo Javier, nos ha ofrecido toda una clase de estética musical sin decir una palabra.

En su última clase en mi asignatura de "Estética y Filosofía de la Música", tenían que reflexionar sobre la relación con sus instrumentos. Javier dijo - lo que yo busco cuanto toco el saxofón es que este termine desapareciendo - nos quedamos de piedra. Hoy quedó claro, la limpieza de los ataques, el fluir del sonido desde la nada, los límites que el sonido iba generando en el espacio diferenciando en el aire la forma de este. En su primera obra Mantra, Canto & Capricho, de Dirk Brossé, acompañado magistralmente al piano por Kayoko Morimoto, deja esta percepción de la invisibilidad del instrumento incluso su propia invisibilidad a favor del sonido, que te envuelve, que limita, que conduce tu atención, tu respiración.

La segunda pieza, una transcripción del Capricho 24 de Paganini, ha sido una explosión de fuegos artificiales, este ha sido el momento donde él como instrumentista ha llenado el escenario, un virtuosismo que te deja las cejas arqueadas y la boca medio abierta. El lucimiento del intérprete, claro que sí, por qué no. Desde luego, los que conocen a Javier, saben que no es por vanagloria, sino por el orgullo personal de poder tocar una pieza tan absolutamente fuera de todo canon de dificultad. Ha sido un momento musical de disfrute para el público, engullidos por la técnica sobresaliente de Javier.

Le ha seguido Ámbitos, op. 35 de Román Alís. Esta es la parte dedicada al instrumento y a sus posibilidades expresivas, técnicas, ha sido todo un homenaje al saxofón, una reivindicación, los y las saxofonistas han debido sentir ese orgullo de dedicar su vida a un instrumento, de los más modernos, ya imprescindible en la paleta de instrumentos de los compositores actuales.

Fuzzy bird sonata, de Takashi Yoshimatsu, no solo nos ofrece el color jazzístico tan vinculado al instrumento sino la posibilidad de ver la calidad del sonido que consigue Javier y cómo este sonido va envolviendo el escenario y vuelve a ser protagonista de nuevo.

Termina el recital con una obra de sabor popular Mi bailaora de David Salleras. Sin menospreciar lo atractivo de la pieza y la gran interpretación, me quedo con el movimiento corporal, donde en ese fluir con el sonido, Javier balancea el saxo soprano como si recogiera el sonido por la campana, en vez de sacarlo. La corporalidad en el escenario es uno de nuestros temas favoritos en las clases de estética, la comunicación con el cuerpo, el mensaje que acompaña el sonido, nuestra presencia inevitable en una actuación en directo.

La creación de momentos musicales como base fundamental de la creatividad del intérprete. El momento único, formado por muchos únicos elementos que pasan sin prisa, el silencio que anuncia el final del recital. El momento que se lleva en la memoria. 

Y desde la memoria, mis apuntes de la clase de estética de hoy, impartida por Javier Arias Estévez.

Gracias por crear este momento musical.


Leganés
20/05/2025
Nerea Rodríguez