Sesión 13 Estética y Filosofía de la Música I. Contemporánea I
Obra de Andrea Hauer |

Sesión 13
Hemos caminado mucho para llegar al siglo XX. En esta sesión
dedicada al siglo pasado, nos centraremos en los autores que escribieron sus
propios manifiestos estéticos. Debían justificar sus nuevas búsquedas y el
consiguiente nuevo empleo del lenguaje.
Antes de seguir, es importante que reflexionemos sobre el
concepto de “límite” porque va a ser una constante a seguir a lo largo de las
sesiones. Para ello leeremos las primeras páginas del tratado Lógica del límite escrito por el
filósofo Eugenio Trías en 1991.
¿Qué necesidad tenían estos jóvenes y no tan jóvenes, de
traspasar los límites que la modernidad les impuso? ¿Cómo consiguen levantar al
público de sus aterciopelados asientos y mostrarles una realidad sin máscaras?
¿Todos aceptaron las rupturas de los vanguardistas?
Podemos dar como fecha de comienzo de esta nueva época 1914
con el comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La máscara humanista
se cae definitivamente y serán visibles las intenciones reales del mercado, los
políticos y las ambiciones económicas por encima del bien común. En octubre de
1917 se produce la Revolución Rusa, donde se destronará al zar Nicolás II y sus
estructuras feudales, la lucha devino en la creación de un estado de gobierno
fuertemente autoritario que inmediatamente se postuló como única opción al
desenfrenado capitalismo que tras la Primera y la Segunda Guerra Mundial se
hizo cargo de la reconstrucción de Europa. Tras la Segunda Guerra Mundial el
panorama geopolítico global estaba dividido en dos potencias: Rusia y EEUU.
El capitalismo desenfrenado y las condiciones laborales de
la gran clase trabajadora marcará la lucha social durante todo el siglo XX. El
sentimiento de crisis desde las Guerras Mundiales será una constante. La
ignorancia de las grandes masas, controlada por los grandes estamentos de
poder, hace que esta se divida en riñas absurdas, fuera de toda lógica. Esta
división o fragmentación social será fundamental para hacer desaparecer poco a
poco el pacto social por el bien común.
Los avances técnicos, tecnológicos, digitales... no han
ayudado a mejorar las condiciones de vida sino a arrastrarnos en un frenesí de
consumo inimaginable hace unas pocas décadas. De ser una herramienta ha pasado
a ser un fin en sí mismo, modificando y condicionando las escalas de valores.
Dejaremos a los filósofos del siglo XX para el curso de
Estética y Filosofía de la Música II, y nos centraremos en los propios
artistas. Considero que los compositores y compositoras, incluso los y las
intérpretes con sus escritos, explican de una manera muy clara la estética
musical del XX y XXI. Serán ellos y ellas los que convivan con esta gran
amalgama de tendencias artísticas; con el nuevo creado cine, con la pintura, la
escultura, la arquitectura, la moda... sin olvidarnos de los avances técnicos,
científicos, bélicos...que trasformarán el mundo. Y en esa gran vorágine encontrar
el camino de comunicación con un público que también ha visto su asiento
vapuleado e incluso eliminado, haciendo del espacio de comunicación un lugar
multidireccional e inaudito en su multitud de formatos.
El comienzo de todo esto no fue tan drástico como hemos
dicho más arriba. El final del romanticismo y el post-romanticismo dejó una
huella realmente sólida en la búsqueda de otros lenguajes, sonoridades, fuentes
de inspiración, investigación musical...
Desde Wagner, pasando por Wolf, Malher, R. Strauss, Debussy entre muchos
otros...dejarán las piezas necesarias para comenzar a construir el gran puzle
del siglo XX.
El simbolismo literario rompe con la estética del siglo XIX,
la existencia como red de símbolos que hay que desentramar, el artista tiene
que dar las claves para ello esa es la misión del arte. El impresionismo
pictórico, la otra gran corriente francesa de finales del XIX y principios del
XX nos hace fijarnos en el instante, en el aquí y ahora, captar la
individualidad en el tiempo, el uso de los colores yuxtapuestos, no mezclados
en el lienzo, sino en la subjetividad de cada uno. La música beberá de todo
esto. Aparecerá lo que se conoce como “Primeras Vanguardias”. El artista debe
ver más allá que el resto de la sociedad.
En este ambiente, tenemos a Debussy, ya sobradamente
trabajado en Historia de la Música II, y que por falta de tiempo no
trabajaremos, citaremos su texto, Señor
corchea y otros escritos (1901-1915), interesante para entender su música.
Sin embargo, aunque también se trabaja en las clases de
Historia, no podemos pasar por alto a Erik Satie (1866-1925). Es uno de esos
personajes únicos e inclasificables que se dan pocas veces a lo largo de la
historia. Su peculiar concepción del arte, su capacidad de utilizar la música
como si fuera una especie de monólogo lleno de simplicidad, naturalidad,
ironía, crítica, humor… nos lleva a una profunda reflexión sobre lo pequeños
que somos frente a una realidad formada a la vez por nimiedades. Elementos que
podemos cambiar, moldear, romper a nuestro antojo y que vuelve a surgir como
una realidad de pequeñeces que otros podrán cambiar, moldear, romper a su
antojo. Su obra y estética se suele dividir en tres periodos:
¾ Primera etapa: La aparición de novedades: Cuartas superpuestas (ya
en 1880), sin barras de compás, no pone indicaciones de tonalidad,
procedimiento compositivo totalmente contrario al clásico desarrollo, propone
otro discurso musical. A la vez de gran religiosidad, ¡hasta crea una iglesia
para él solo! Compone: Danzas góticas
de 1893, Vejaciones de 1893.
¾ Segunda etapa: La académica, entra en la Scola Cantorum, para aprender contrapunto, fuga… Cultivo de la
ironía, ingenuísimo naif y se define como anti-simbolista y anti-romántico. Se
burla de la grandiosidad de la música. Compone en estos años Embriones disecados en 1913 y Deportes y diversiones en 1914.
¾ Tercera etapa: Más centrado en la música escénica, en 1913 compone
Le piége de Méduse (La trampa de
Medusa), una obra de teatro con música incidental de piano primero, pero que
años después arreglo para grupo de cámara, con esta obra, que no se estrenó al
público, aunque sí en el ámbito privado,
hasta 1921 enlaza con el movimiento dadaísta de Tristan Tzara. En reseñable que
en una de las representaciones privadas Satie utilizó el que se conoce como
primer piano preparado de la historia de la música. De esta etapa será su
glorioso y escandaloso ballet, Parade,
1917. Compuesto para la compañía de Diaghilev y que utiliza el absurdo y la
provocación ante un público atónito. Trabajó en este ballet con Cocteau y con
Picasso. Le siguieron otros ballets y
muchos escándalos.
Como vemos, en estas primeras vanguardias todo se
superpone, hacer una exposición puramente cronológica, como presentamos en los
textos, es prácticamente imposible. Sobre todo si seguimos la trayectoria de
Satie, que perteneció a todos los movimientos habidos y por haber. Enlazan con
él el dadaísmo y el futurismo, con Luigi Russolo que ya desde 1913 crea música
con instrumentos fabricados con la finalidad de generar ruido, incluyendo los
sonidos microtonales. De estas dos corrientes haremos las lecturas de sus
manifiestos. De 1918 es el manifiesto ya citado de Cocteau El gallo y el arlequín, donde se exalta a Satie como único músico
que merece la pena y se ataca al simbolismo. Aunque no tenemos lectura de ello
Apollinaire (1880-1918) también escribirá un manifiesto estético en 1918, L´espirit Nouve (El espíritu nuevo) para
enterrar definitivamente el sentimentalismo. Sin salir de Satie podemos ver la
gran influencia que el nuevo arte, el cine tuvo en el resto de disciplinas
artísticas, podemos verlo en el breve texto seleccionado de George Antheil
(1900-1959), sobre su Ballet Mecánico
y el visionado del trabajo cinematográfico de Murphy y Léger con el mismo
título y la película Entr'acte (1924) de René Clair, donde sale Satie con Picabia
, bailando y manipulando un cañón.
Por Nerea Rodríguez para Estética
y Filosofía de la Música, RCSMM.
[Consultar bibliografía en la
siguiente sesión]