Sesión 11 Estética y Filosofía de la Música I. Romanticismo I

Obra de Andrea Hauer

Estética y Filosofía de la Música. Romanticismo I

Sesión 11

Solemos pensar que el Romanticismo musical es un golpe de efecto de la historia para sacudir los tímidos y ordenados sentimientos del clasicismo, para dejar a flor de piel las intempestivas emociones de una nueva época.

Musicalmente sabemos que el siglo XVIII nos ha dado todo lo que el XIX cree haber inventado, pero es cierto que los escritores y filósofos y, por supuesto los músicos-escritores, se magnifican a sí mismos describiendo una época convulsa, sin medias tintas, pintada con blanco o negro.

La culminación de este panorama es el pensamiento nietzscheano por lo que dedicaremos el final de las sesiones sobre romanticismo a este filósofo y a su crítica feroz de este siglo XIX, que es a su vez generador de su nihilista sistema filosófico.

Los temas centrales de la estética musical del Romanticismo podemos reducirlos a los siguientes:

¾    El público como masa, implicaciones.

¾    Crítica, medios de comunicación y mercado.

¾    La autonomía del lenguaje musical.

¾    Supremacía del lenguaje musical por su condición de asemántica.

¾    La posición de la música con respecto a las demás artes.

¾    La unión de todas las artes.

¾    El arte y la mística.

Si este siglo XIX fue capaz de generar un mundo “A” regido aun por las rígidas normas de una moral religiosa, clasista, dirigida por las normas del mercado, el mundo “B” representado a través del arte, pretende reflejar todo eso y a veces, a la vez, destruirlo, con ayuda de ese reconocimiento que ya vimos en la antigua Grecia y que provocaba el llanto de Ulises frente al viejo aedo.

Nuestro posicionamiento frente a ese espejo, que es el arte, variará, por supuesto, pero está abierta esa puerta al desvelamiento de las mentiras, que implican las reglas sociales y la etiqueta impuesta. El papel de la música será para muchos el descubrimiento de esas emociones que no se podrán nunca describir con palabras, que se sienten en las vísceras y que nos transporta al éxtasis a través de melodías o armonías, según la estación en la que nos apeemos en la recién conquistada Europa. Conquistada y a la vez dividida por los magnates del ferrocarril, pero permitiendo la globalización total del arte y el nacimiento de un público unificado en la norma. También conocerán desde este y otros grandes medios de transporte, el mundo invadido, sometido, que será visto aunque desde las alturas, como una vía de escape de la rigidez social de Europa.

El crecimiento de la industria musical en el siglo XIX es exponencial, esto generará a los músicos un panorama mucho más amplio en cuanto a oficios, que en siglos pasados; intérpretes, compositores, profesores, editores, comerciantes de instrumentos… La enseñanza musical ya no estará ligada únicamente a los oficios familiares o a los coros infantiles, sino que se accederá a la música desde cualquier edad y casi desde cualquier posición social. Esta diversidad en la enseñanza alejará al músico del concepto de “estilo único” imperante en épocas anteriores.

Como ya hemos dicho, el siglo XIX aún se mueve con una férrea moral cristiana, pero la religiosidad se ha visto deteriorada y el arte, de alguna forma, va a ocupar parte de este espacio. A través del arte podemos llegar a otros estados de realidad, es lo que Schopenhauer (1788-1860) llama “voluntad”, llegando incluso a afirmar que la música es el lenguaje absoluto, duplicado del mundo fenoménico. Schelling (1775-1854) otorga a la música la capacidad de estar en equilibrio entre la sensibilidad y la espiritualidad a través de la ordenación del tiempo, a través del ritmo, elemento unificador de lo múltiple. En esa línea Hegel (1770-1831) otorgará a la música la función  de ordenar el tiempo y revelar al alma su identidad, revelar lo Absoluto bajo la forma del sentimiento, pero no del sentimiento individual como harán otras artes figurativas.

Estamos ya citando a los grandes pensadores del siglo XIX, pero en lo referente a Filosofía de la Música, hay un personaje que, sin saberlo, trató todos los temas que estamos comentando mucho antes aunque de una forma fortuita, hablamos del joven Wilhem Heinrich Wackenroder (1773-1798). Os propongo varias lecturas de este incipiente autor porque es cierto que desde la ingenuidad y el valor de la juventud sintetiza el pensamiento que está por venir. Podemos ver en sus textos el uso de la música como lenguaje primigenio de los sentimientos, dejando a la razón fuera de la recepción del arte. El espectador debe dejarse invadir, de forma pasiva, por el lenguaje Absoluto que la música tiene entre manos. Música como refugio, como reino de la fe, y aunque nos parezca contradictorio, también regido por las matemáticas, elemento constante en toda la historia de la música.

El pasado será otro de los grandes ejes en la nueva concepción de la música en este siglo. La recuperación del repertorio gregoriano, y el avance en la historiografía va a ofrecer a los jóvenes románticos un lugar de refugio entre lo fantástico, lo fantasmagórico, el pasado medieval y las polifonías místicas del Renacimiento.

En este punto, el papel de E. T. A. Hoffmann (1776-1822) será crucial. Articulará un pasado musical especialmente restrictivo, del que sin duda somos herederos. A través de sus relatos  creará un ideario de genios, que quedarán para siempre; Palestrina, Bach, Gluck, Haydn, Mozart y por supuesto Beethoven, protagonista en muchos de los escritos de los escritores y filósofos de este siglo. La concepción de genio, de lo sublime, se da en esta época gracias a este y a muchos más escritores, críticos, etc que verán en la música un lugar de encuentro de discusión, aun careciendo de los conocimientos musicales necesarios para ello. Hoffmann aplicará el concepto Hegeliano de historia según el cual, la relación Mozart-Haydn-Beethoven son la representación de la triada dialéctica (arte-religión-filosofía) para llegar al espíritu absoluto, Beethoven, como autor genuinamente Romántico.

Es evidente que la música va a tener un papel primordial entre las artes, pero no olvidemos que su verdadera función está en el ocio. Ahora ya no solo dirigido a las clases dominantes, sino a un público alentado por los medios de comunicación, dentro de una industria musical sin precedentes, tanto a nivel editorial, como a nivel de salas de concierto y por supuesto a nivel doméstico, como ocio aun ligado a la educación con gusto, a la formación de ciudadanos educados. En esta educación doméstica, tomando como ejemplo significativo, la educación de las mujeres, veremos cómo se estructurará el orden social de los diferentes integrantes. A través del repertorio, del tipo de instrumento, de los entornos de representación del arte, las mujeres, verán acotados con vallas de espinos, sus movimientos,  dentro del infinito campo de acción de los hombres. Esa universalidad del arte no es para todos, y ese lenguaje a lo Absoluto, para ellas, quedará encerrado en los ajustados corsés, ideados por hombres y fabricados por otras mujeres en los telares de las grandes fábricas.

Como reflexión de esta primera sesión sobre Romanticismo, de todo esto, ¿qué queda hoy? ¿Consideramos al arte y en particular a la música desde el mismo punto de vista que hace más de 200 años? ¿Esperamos lo mismo del arte? ¿Somos un público parecido? ¿Se mantienen los problemas de género en la música? La sociedad del espectáculo, en el que estamos sumidos, ¿nace en el siglo XIX?, ¿ha hecho desaparecer los demás aspectos del arte?

Por Nerea Rodríguez para Estética y Filosofía de la Música, RCSMM.

Bibliografía

Comotti, G. (1986). Hisroria de la Música I. La Música en la cultura Griega y Romana. Madrid: Turner.

Foucault, M. (1992). Nietzche, la genealogía y la historia. Valencia: Pre-textos.

Fubini, E. (2020). La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX. Madrid: Alianza Música.

Hirschberger, J. (1961). Breve histoia de la filosofía. digital marcelo77.

Hoffmann, E. T. (2019). Cuentos de música y músicos. Madrid: Akal.

Manzano, J. (1999). De la estética romántica a la era del impudor. Barcelona: Horsori.

Nietzsche, F. (1996). El nacimiento de la tragedia. Madrid: Alianza.

Plantinga, L. (1992). La música romántica. Madrid: Akal música.

Polo, M. (2008). La estética de la música. Barcelona: UOC.

Tatarkiewicz, W. (1996). Historia de seis ideas. (F. R. Marín, Trad.) Madrid: Tecnos.

Wagner, C. (2013). Cartas a Friedrich Nietzsche diarios y otros testimonios. Madrid: Trotta.