Sesión 09 Estética y Filosofía de la Música I. Clasicismo I
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Obra de Andrea Hauer |
Sesión 09
Los grandes temas del pensamiento musical del siglo XVIII
estarán marcados por el movimiento enciclopedista en Francia por un lado y, pese
a ellos, por la emancipación de la música instrumental.
Hay cuatro focos imprescindibles en todas las disputas, reformas
y escritos en este periodo: Francia, Alemania, Inglaterra e Italia. Los temas
girarán en torno a la ópera, a la clasificación de las artes y a la música
instrumental, con subtemas que partirán de estos. Con diferencia, la cuestión
de la ópera gana con creces, aunque sea cuantitativamente, al resto de
cuestiones, siguiendo la línea y los temas presentados en la sesión 08.
Podemos referirnos a los problemas de:
¾
a
quién debe ir dirigida la ópera,
¾
a
los idiomas aptos,
¾
al
predominio de la melodía frente al texto o viceversa,
¾
al
peso de la música instrumental en el espectáculo,
¾
a
las cuestiones de gusto y de público,
¾
a
la recuperación o no de las raíces del melodrama,
¾ al uso o no de temáticas
mitológicas.
Todos estos temas conllevaron
acaloradas disputas y todas tuvieron un fundamento a veces estético, a veces político
y otras meramente musical.
Este clima de discordia y enfrentamientos
dialécticos, muchas veces fomentados en prensa, dio lugar a que fuera más común hablar de la naturaleza
de la música y su peso en la sociedad. Se establecen la Estética y la
Historiografía Musical como dos disciplinas de peso entre los intelectuales. La
Estética como disciplina filosófica articulada por Inmanuel Kant (1724-1804),
como veremos en la siguiente sesión y la historiografía musical con las obras
de John Hawkins (1719-1789), que defiende que tras Haendel (1685-1759) la
música estaba en decadencia, por lo que no incluye la segunda mitad del XVIII en
su obra y Charles Burney (1726-1814), que defiende que la música en su papel de
entretenimiento, está totalmente intrincada en los aspectos más importantes de
la historia: política, religión y filosofía.
Como personaje entre el final del
barroco y el inicio del clasicismo tenemos a Jean-Philippe Rameau (1683-1764),
que sin desearlo realmente, fue protagonista de muchos de los conflictos en
Francia sobre el desarrollo de la ópera. Tildado al principio de italianista, de
revolucionario contra la ópera de Lully él, en el encabezamiento de Les Indes Galantes, dice de sí mismo:
Admirador siempre de
la bella declamación y del bello canto que reinan en el recitativo de Lully,
procuro imitarlo, no como un servil copista, sino tomando como modelo, como él
lo hiciera, la bella y sencilla naturaleza (Rameau, Les Indes Galantes. Desde Fubini 2020, 212).
Finalmente fue considerado el músico de la aristocracia
conservadora frente a la música bárbara italiana. Y en este contexto entrará en
la famosa Querella de los bufones, que
se desencadenó tras la representación de una ópera bufa (en realidad intermezzo) fuera del espacio
establecido para ello, de hecho La serva
padrona de Pergolesi (1710-1736) fue representada en 1752 en el lugar más
inapropiado posible, la Academie Royale
de Paris, lugar reservado a la aristocracia francesa. Esta querella tuvo
una dimensión social muy significativa, enfrentando a los enciclopedistas,
defensores de un espectáculo más cercano al pueblo en la línea de las óperas
bufas italianas, con la aristocracia, defensora de una ópera francesa, heredera
de Lully y ahora encarnada en Rameau.
Fuera de este contexto, Rameau busca restituir la razón en
la música y hacer de ella un arte con mejor status entre las demás artes. Para
ello, su Tratado de armonía intenta
aunar razón y emoción, como dos caras de la misma moneda, pero privilegiando la
armonía como un principio natural, original, racional y eterno, sujeto a norma.
No como la melodía, que no responde a unas reglas seguras. De la armonía nace
todo lo demás, no necesita del texto que ahora es un pretexto para la
construcción musical.
Volviendo a la anterior querella para continuar con el
movimiento enciclopedista, Rousseau nos cuenta:
Todo París, escribía
Rousseau, se dividió en dos bandos, más batalladores que si se tratara de un
asunto de Estado o de Religión. Uno, más potente, más numeroso, constituido por
los tipos importantes, por los ricos y por las mujeres, defendía la música francesa;
otro, más vivo, más fino, más entusiasta, estaba integrado por los verdaderos
conocedores, por las personas inteligentes (Rousseau, Escritos en torno a la música. Desde Fubini 2020, 216).
Realmente, los enciclopedistas
no hicieron grandes aportaciones al mundo de la filosofía, abrieron muchos
caminos, eso sí, a nivel político, pero no hay una corriente filosófica que
pueda englobarse como iluminismo o enciclopedismo, que aporte algo nuevo en el
panorama filosófico. A mi juicio, el personaje más importante, a nivel musical,
por la novedad de su mensaje es Rousseau (1712-1778). Pro música italiana,
analiza el origen de las lenguas provistas de una musicalidad, que por culpa de
la civilización, va perdiendo en diferentes grados. Divide las lenguas como las
que aun conservan parte de esa musicalidad y que por lo tanto son más actas
para el canto, como la lengua italiana, la árabe y la persa. En el grupo de
lenguas que han perdido toda musicalidad estarían la francesa, la alemana y la
inglesa.
No había otra música
que la melódica, ni otra melodía que el sonido modulado de la palabra; los
acentos constituían el canto, las cantidades conformaban el ritmo y se hablaba
tanto por medio de los sonidos como por medio del ritmo y de las articulaciones
de las voces (Rousseau, Ensayo sobre el
origen de las lenguas. Desde Fubini 2020, 219).
Contrario a Rameau, la armonía
es una construcción de la civilización y la melodía es lo natural e innato, de
ahí que juzgue como superior la música italiana.
El
resto de ilustrados que publicaron términos en la Enciclopedia, serán Getry
(1741-1813), Alembert (1717-1783), Voltaire (1694-1778) y Diderot (1713-1784).
Todos hablan de la importancia de la imitación, articuladora de la jerarquía
entre las artes, de los juicios de opinión, del gusto… Diderot en sus Salons nos dice:
Cuando de música vocal
se trate, debe escucharse, ni más ni menos, lo que esta pretende expresar. Con
respecto a una sinfonía bien construida, puedo hacerle decir, sin embargo, lo
que más me plazca [...]. Algo similar sucede con el esbozo y con el cuadro: en
un cuadro veo la cosa pronunciada, mas ¡cuántas cosas, que sólo se anuncian, me
imagino en un esbozo (Diderot, Salons.
Desde Fubini 2020, 227).
Su
alusión a la música instrumental será realmente importante, además, teniendo en
cuenta que los iluministas no se fijaron lo suficiente en ella ni vieron la
increíble concordancia entre esta y el pensamiento ilustrado, como veremos en
la siguiente sesión.
Por Nerea Rodríguez para Estética
y Filosofía de la Música, RCSMM.
Bibliografía
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de la música, 6 La época de Bach y Haendel. madrid: Turner Música.
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