Sesión 07 Estética y Filosofía de la Música I. Barroco I

Obra de Andrea Hauer

Estética y Filosofía de la Música. Barroco I

Cultura del Barroco y la subjetividad genérica

Sesión 07

El desarrollo de las grandes corrientes de la filosofía: racionalismo y empirismo, nos da ya pistas de cómo puede influir esto en la creación y recepción del arte y del papel que en todo esto tendrá la música.

La música tendrá caras suficientes para interesar a unos y a otros, a la vez que su reputada fama en el mundo del hedonismo, abría caminos a la reflexión sobre el placer y el desarrollo del gusto. Definirá claramente la entrada en la ilustración y los grandes tratados sobre este último tema.

Los filósofos y matemáticos reflexionaron sobre la música de los siglos XVII y XVIII, mientras que los músicos y poetas se entretenían con discusiones sobre el melodrama. Como todo buen intruso, encontró mucha tinta a favor y en contra, como veremos en el texto de la sesión 08.

El drama per música, expandió el panorama laboral de los intérpretes y se generaron diferentes sinergias económicas, pero en líneas generales, los intérpretes eran sirvientes si trabajaban para familias nobles, alto clero… o funcionarios si lo hacían para instituciones colectivas, a las que se accedía por oposición. Los derechos laborales de unos u otros eran muy diferentes.

Con el mayor uso de la música instrumentos, en los entornos religiosos y en los teatrales, la necesidad de instrumentistas y cantantes creció exponencialmente, por lo que la enseñanza musical y las corporaciones encargadas se institucionalizaron.

La situación económica de la mayoría de los intérpretes era bastante precaria, aunque algunos gremios tenían mayores beneficios que otros, como el viento metal en Inglaterra, por ejemplo. Pero en líneas generales, las condiciones laborales eran muy mejorables y el estatus económico, salvo excepciones, era bajo.

Volviendo a las reflexiones que los filósofos y teóricos de la música llevaron a cabo, nos fijaremos en primer lugar en Descartes (1596-1650). Dentro de la corriente racionalista, aún no se desmarca de la música como matemáticas y eso es lo que nos muestra en su escrito de juventud Compendio de música (1618), sin embargo ya se encuentra lejos de la concepción místico-pitagórica de la música de las esferas, cosa que no le ocurre a su coetáneo Mersenne, con el que tuvo una controversia epistolar a este respecto.

La necesidad que tuvieron los racionalistas de dar respuesta, por medio de un ejercicio intelectual, a los afectos que la música obviamente provoca, hizo que él entre otros articulara una teoría, para explicar tipo causa-efecto, los afectos que la música provoca a través del lenguaje, lo hará en su obra tardía Las pasiones del alma (1649). Esta no es la teoría de los afectos definitiva, sino un inicio donde cada vez está más presente la concepción psicológica de la música.

Serán Atanasio Kircher (1601-1680), Musurgia universalis, sive ars magna consoni et dissoni (1650) (Musurgia universal, o el gran arte de la consonante y la discordancia) y Johann Matteson (1681-1764) con el texto Des Volkommene capellmeister (El maestro de capilla perfecto) quienes perfeccionarán esta teoría.

Lo que realmente aportan estos estudios a la nueva concepción filosófica de la música es la autonomía cada vez mayor del lenguaje musical (sin palabras) para afectar de forma concreta, según los recursos utilizados, al oyente. Este último, pasa a ser un elemento fundamental en la ecuación, ya que ahora no se centrará únicamente en el entorno cortesano, sino que con el auge de la ópera, condicionará el éxito o fracaso de los nuevos espectáculos, cada vez más centrados en impresionar en el oyente el afecto deseado.

Junto a la retórica musical, articulada en el texto de Joaquin Burmeister (1564-1629) en 1606, tenemos los elementos necesarios para dar por emancipada la música del resto de las artes, momento en el que la consideración de esta como un arte autónomo y digno por sí mismo se generalizará ya en la segunda mitad del XVIII.

Volviendo a Burmeister como maestro, con este texto quería enseñar a sus alumnos los usos de la retórica en el discurso musical, no olvidemos que la asignatura de Retórica era esencial en la enseñanza del XVII.

Los siguientes conceptos, naturaleza, mímesis y placer, serán temas comunes en los pensadores del XVII-XVIII.

[…] Todo lo que nosotros vemos en la Naturaleza es música; nada puede subsistir sin esta armonía que el hombre, a imitación de Dios, es capaz de producir y de enseñar. Esta armonía [...] es lo que conmueve los ánimos y aviva las pasiones (Charles Dassoucy, en Fubini 2000, 170).

Autores como Leibniz, Dassoucy, el tardío Batteux, trabajaron estos conceptos, pero nos centraremos en la figura de Du Bos (1670-1742).

Este teórico, diplomático y sacerdote francés, articula una teoría, donde partiendo inicialmente de la poesía y la pintura, y más tarde, incorporando la arquitectura y la música, concibe estas artes como un remedio maravilloso y seguro contra el aburrimiento, son evidentes las referencias a Aristóteles ya trabajadas.

No podría alar el arte el medio de separar las malas consecuencias de la mayoría de las pasiones respecto de lo que tienen de agradable? […] ¿No podría producir objetos que excitasen en nosotros, pasiones artificiales capaces de mantenernos ocupados desde el momento mismo en que las sentimos e incapaces de causarnos sufrimientos reales y afectos verdaderos para consecuencia? Poesía y pintura lo han logrado (Réflexions critiques sur la Poésie et sur la Peinture, 1719, I, Sec. III, pág 23, en Tatarkievich 2004, 566).

Du Bos incorporará la música al arte de la imitación, asignándole lo que todas las teorías de los afectos anteriores ya nos han dicho. La música es perfecta para imitar los afectos, y asignará al corazón, a través del oído, la facultad de interpretar ese lenguaje universal del que hace ya gala la música.

En la recepción, ya no solo en la creación de la experiencia estética, a parte del componente racional ligado al lenguaje empleado, tenemos la parte irracional, unida a las emociones, que pueden alterar nuestro estado normal y llevarnos al delirio. Gian Vicenzo Gravina (1664-1718) tratará este importante asunto, a la vez que apoya la mejora de estatus como arte, para la música, aunque sigue pensando que la unión entre filosofía, poesía y música es la mejor de las combinaciones.

Por Nerea Rodríguez para Estética y Filosofía de la Música, RCSMM.

 

Bibliografía

Basso, Alberto. Historia de la música, 6 La época de Bach y Haendel. madrid: Turner Música, 1986.

Bianconi, Lorenzo. Historia de la música, 5 El siglo XVII. Madrid: Turner música, 1986.

Bukofzer, Manfred F. La música en la época Barroca. Madrid: Alianza, 1998.

Descartes, rené. Compendio de música. Madrid: Tecnos, 1992.

Fubini, Enrico. La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX. Madrid: Alianza Música, 2020.

Hirschberger, Johannes. Breve histoia de la filosofía. digital marcelo77, 1961.

Neubauer, John. La emancipación de la música. Madrid: La balsa de la Medusa. Visor, 1992.

Tatarkiewicz, Wladyslaw. Historia de la estética III. La estética moderna 1400-1700. Traducido por Danuta Kurzyka. Madrid: Akal, 2004.

—. Historia de seis ideas. Traducido por Francisco Rodríguez Marín. Madrid: Tecnos, 1996.