Sesión 02 Estética y Filosofía de la Música I. Antigüedad Griega II
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Obra de Andrea Hauer |
Sesión 02
En la sesión anterior terminábamos con el gran peligro que
Damón otorgaba a la innovación musical. Esto nos abre de lleno las puertas del
platonismo, que no sólo fue fundamental en esta época clásica, sino que perdurará
a través del neoplatonismo escolástico de la Edad Media. La moral cristiana que
derivó de todo esto ha hecho llegar esta idea a nuestros días. Para la religión
occidental la música ha sido y siempre será un tema de debate. El placer, que
claramente relacionamos con la música, siempre estará presente como uno de los
grandes peligros de la civilización. Todo esto ya lo vieron Pitágoras, Damón y
Platón. Este último en el Fedro, nos
lo cuenta muy claramente con el mito de las cigarras (Platón, Fedro 259bcd).
Platón (V a.C), desarrolló las ideas de Damón y con ello nos
dejará un gran número de referencias musicales en sus diálogos República, Leyes, Gorgias, Timeo, Fedón y Fedro.
La educación de los jóvenes griegos, futuros ciudadanos y
guerreros, estaba realmente controlada por el estado y fue motivo de muchos
escritos. La música era una de las materias obligadas, por eso hay tantas
referencias en textos que en realidad tienen un objetivo político, en Platón República, Leyes y en Aristóteles por ejemplo en su Política.
Como vemos en los textos seleccionados, si has sido educado en
la música sobria y ordenada eso es lo que te producirá placer y detestarás el
canto novedoso y frívolo. Idéntico te pasará si has sido educado al revés,
considerando aburrida la música que se atiene a las νόμοi. Todo esto es aplicable
perfectamente a nuestros días y es un tema fabuloso de debate.
Su referencia a la educación de la gimnasia y la música, es
muy conocida. Trabajar en exceso cualquiera de estas dos disciplinas, hace
malos ciudadanos, con caracteres extremos, agresivos para los primeros y
pusilánimes para los segundos.
Platón no solo hace referencias de tipo cívico, sino que
concibe la música como objeto de la razón, identificándola incluso con la
filosofía. Quizás porque la utiliza metafóricamente desde el concepto de
armonía, ya tratado la sesión anterior. Se ve claramente con la cita:
¡Oh Sócrates!
Trabaja en componer música (Platón, Fedón
60-61a).
No significa que Sócrates fuera compositor, sino que
concebía la filosofía como la música más perfecta.
Vemos claramente dos concepciones muy diferentes de la
música en la obra de Platón, una como un peligro capaz de hacer tambalear
estados y otra donde utiliza la música en el sentido de armonía, comparable al
pensamiento filosófico y además cargado de belleza y placer.
Las connotaciones éticas de la música para Platón son muy
intensas. La música que no se oye, la de los astros, la digna de atención de
filósofos y teóricos, tiene su correspondencia en el alma, creando el acorde
perfecto. Vemos así como el oído está en un segundo plano, incluso puede
perjudicar a la excelencia de la música porque, en su búsqueda de belleza puede
equivocar el camino de la armonía. Como vemos, pura intelectualidad. Su Timeo tiene muchas referencias a este
tema
Otros autores, intentarán quitar la gran carga ética que
acompañaba a la música facilitando así la incorporación de innovaciones. Podemos
verlo en el texto de Las Ranas, de
Aristófanes, donde describe la disputa entre Esquilo de corte tradicional y
Eurípides, defensor de la innovación.
Aristóteles, en su gran corpus también tendrá un espacio
para la música. Considerará la música como una de las disciplinas liberales y
nobles. Apta para instruír a los jóvenes ciudadanos, no olvidemos que a quién
se refiere es a la “nobleza” griega.
La música no solo ennoblece al ciudadano, sino que
encontrará en ella un ocio saludable, perfecto para el reposo y el deleite.
El aprendizaje de la ejecución musical tiene como objetivo
para Aristóteles, aprender a juzgar y aprender a escuchar. Cuando se llega al
virtuosismo recomienda dejar de avanzar ya que se pierde el equilibrio de la
persona.
De Pitágoras y Damón, Aristóteles recupera el concepto de
armonía (modos) que corresponden a estados determinados de ánimo, ήθος (ethos). A través de la κάθαρση
(catarsis), haciendo coincidir la pasión interna con la de la música escuchada,
nos liberaremos de las pasiones que nos
atormentan. Este proceso solo se puede hacer por medio del oído, único órgano
que percibe cualidades sensibles provistas de ethos
No olvidemos que hay otra dimensión en la música que los
griegos tenían muy clara, los músicos profesionales eran sirvientes. Su
actividad estaba dirigida a entretener a las clases acomodadas. De ahí que se
aconsejaba que los hijos de las familias nobles no se ejercitaran en exceso en
este arte, lo justo para valorarlo, juzgarlo y que pudieran disfrutar del placer
que proporcionaba.
Aristóxeno (354-300 a.C), discípulo de Aristóteles, sigue
investigando en la línea iniciada por su maestro para separar la música de la
filosofía. Les dará más importancia a los aspectos sensitivos que a los
intelectuales. No significa que lo intelectual desapareciera, sino que se cimientaba
sobre una base empírica, captada por los sentidos, es decir, por el oído. Los
escritos de Aristóxeno sobre música son, Elementos
de armonía y Elementos de la rítmica.
Tras él nos quedaría por comentar la escuela peripatética,
ya de la época alejandrina, representados por su discípulo Teofrasto (381-287
a.C). Concibe la armonía como un problema científico, pero también recupera el
componente ético y el concepto de catarsis. Pero habrá quien niegue todo
componente ético en la música, como Filodemo (nac.110 a.C) de la escuela
epicúrea.
Por Nerea Rodríguez para Estética
y Filosofía de la Música, RCSMM.
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